Frío en los gatos
A pesar de contar con un pelaje importante que ayuda a repeler las bajas, los gatos suelen sufrir mucho en las épocas del año donde hace mucho frío. Es allí cuando debemos preocuparnos por brindarles el espacio necesario para que tengan un lugar bien caliente en el que puedan descansar.
Por lo general, el felino siempre busca los lugares más abrigados para resguardarse. Si el gato comienza a deambular por la casa tratando de acurrucarse sobre las camas de sus amos, es una clara señal de que está padeciendo el frío.
La mejor opción es brindarle a nuestra mascota un sitio donde pueda dormir y mantenerse bien cantito. Si no tienen la posibilidad económica de comprar una cesta especial para el gato, pueden implementar una caja de cartón con un trozo de goma espuma (una almohada vieja, por ejemplo) y entregarle una manta que ya no se utilice.
Por las noches, cuando la temperatura baje considerablemente el felino se irá solito a su nueva cama para dormir sin preocuparse por el frío. De este modo, se ahorrarán también una visita al veterinario ya que los gatos suelen ser muy propensos a resfriarse cuando están expuestos al frío durante mucho tiempo.
Durante el día, lo más recomendable es ventilar correctamente la cama (en el caso de que el clima lo permita) ya que si el día está soleado, nuestro bigotudo amigo aprovechará para salir del resguardo y colocarse en algún lugar de la casa donde la luz natural caliente su pelaje
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